Esta semana cerré un ciclo que una parte de mí no quería cerrar.
Encontré tantas
cosas nuevas en mí en estas últimas 12 semanas, que una parte de mí estaba asustada de soltarlas.
Cuando estaba en la universidad estudiando arquitectura, teníamos un taller con un escritorio designado, locker, internet y acceso 24 / 7 al espacio de trabajo comunal.
Lo usé en contadas ocasiones después de mi tercer año, aún cuando sabía el privilegio que era tener esas facilidades para estudiar.
Creo que en ese momento resentía un poco que lo interpretaba como un premio de consolación por tener que pasar tantas horas estudiando
para tratar de completar los proyectos que asignaban (que rara vez se terminaban, y que casi siempre demandaban largas noches).
Los últimos años me quedaba trabajando desde mi casa, porque me entendía más enfocada y productiva sin “las interrupciones de los
demás”.
Años más tarde, nunca pisaba las oficinas para el trabajo administrativo que tenía, haciendo todo desde casa porque “lo terminaba en 4 horas”.
Aunque todo eso es cierto, y mi productividad se disparó, también se dispararon mis ansiedades sociales.
Mientras menos me exponía a
otros, más difícil se me hacía la próxima vez.
Siempre han estado ahí, pero me di cuenta que en lugar de mejorar el manejo, se hizo más retante.
Cuando comencé el programa de pre18, una de mis tareas principales fue obligarme a aprovechar el perk de trabajar desde su espacio de cowork.
Las primeras veces no duré ni 20 minutos. Jeje
Poco a poco seguí yendo, y obligándome a participar de esas interacciones que se dan por estar en un espacio compartido, hasta que dejó de ser obligación, y fue mi parte favorita de la semana.
Esta semana sentí un poco de temor de volver a mi “encerra’era” y perder todo el progreso hecho. Para “combatir” ese temor, salí todos los días a caminar sin audífonos, y me permití participar de conversaciones inesperadas.
Me pareció gracioso que eso estuviera más en mi mente que la presentación final del martes.
Llevo un tiempo queriendo hacer más cosas presenciales, y aunque ya he hecho varias, confirmé que quiero hacer más, y seguir conectando de esa manera tan irremplazable, de humano a humano.
El miedo a perder esa parte de mí que conseguí en estas 12
semanas ha sido reemplazado por la emoción de planificar nuestro próximo encuentro. Ya te contaré.
Pausa educativa
Si quieres saber más sobre cómo detener el overthinking, te recomiendo esta entrada del blog.
Pausa de hipnosis
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