En un abrir y cerrar de ojos, ya casi se acaba enero.
Hoy quiero invitarte a tomarte una pausa y hacer una reflexión:
¿Qué metas te propusiste al comenzar este año? ¿Cómo va tu camino hacia esas metas?
Es normal comenzar el año con resoluciones y metas, se ha vuelto casi una presión social. Por eso, yo no comienzo mi “año” el 1 de enero, yo veo ese día como cualquier otro día.
Puedes establecer objetivos en cualquier momento de cualquier día. Puedes comenzar en cualquier momento del año. Puedes detenerte y retomar en cualquier momento. No importa si no es lunes, si no es enero, si no hiciste lo que dijiste que ibas a hacer en las mañanas. No existen reglas, todas las reglas son un invento (casi siempre de alguien
más).
Así lo hago yo: Establezco metas generales, y a la hora de elegir las acciones que me conducirán a esas metas, creo hábitos para convertirme en la persona que ya alcanzó esas metas. Me muevo en la dirección general, permitiendo que vengan los resultados de la mejor manera que existe para mí, y no como dije que quería que
vinieran.
Una de mis metas para este año, es expandir mi círculo, conocer a más personas.
Para lograrlo, estos son los hábitos que he establecido: ya no evado la vista de los demás
al caminar, contesto todos los mensajes que recibo, saco tiempo para iniciar conversaciones yo misma (online y presencial), he estado saliendo de la casita más a menudo.
Una vez comencé a integrar estos hábitos, mi círculo comenzó a expandirse con tal naturalidad, que parezco otra persona en mis interacciones en apenas unas
semanas.
Son las pequeñas acciones diarias las que te mueven hacia tus objetivos, porque te mueven a ser una persona diferente a la que estableció las metas en primer lugar.