Quiero compartirte una publicación de unos meses antes de que comenzara mi formación como terapeuta. En ese momento no había leído ni un solo libro de psicología, ni de comportamiento humano, ni de temas de espiritualidad y no tenía idea de que hoy me dedicaría a lo que me dedico. Solo había estudiado
diferentes religiones, desde un punto de vista muy académico (ese era nuestro jangueo de pareja, mi jevo estudió teología y es igual o más nerd que yo).
Cuando comencé este proyecto, solo compartía todo lo que llegaba a mí desde una conexión
muy profunda a una frase que repetía constantemente: “todo va a estar bien”. Tenía tal convicción a esa frase, porque me llevaba a la conexión con todo lo que ocurría a mi alrededor, y sabía que solo necesitaba estar atenta en cualquier situación, porque la salida siempre estaba ahí, si prestaba atención.
Eventualmente, entendí esa conexión profunda como una voz sabia en mí, a la que le llamé Augusto, y creé un mundo fantástico lleno de duendes para contarle al mundo que todos tenemos ese “duende”, esa voz sabia interna.
Te comparto este post, para darte mi versión más pura de lo que es la ansiedad, según esa sabiduría interna (que tú también puedes
desarrollar, aprendiendo a amplificar esa voz que ya está en ti, que es exactamente lo que hacemos en sesión).