¿En qué emoción basas tus acciones? ¿Tienes control sobre tus emociones? ¿Cuánto control sientes que tienes sobre tus emociones? ¿Cuánto te
dura cada situación? ¿Cuán rápido transitas cada emoción? ¿Cuán eficientemente transitas cada emoción? ¿Cómo catalogarías las emociones? Si fueses a hacer una tabla, ¿cuáles considerías más deseables, más sabias?
No siempre tomamos las decisiones más sabias, pero dentro de nosotros, hay una parte que es más receptiva, que siempre sabe cuál decisión sería la más sabia en cada situación. Esa parte de ti tiene la capacidad de ver más ángulos de esa situación.
La mitad de las veces (por no decir que la mayoría), elegimos ignorar a esa parte más sabia, pero… ¿por qué lo hacemos?
Te dejo esta escena: Tienes una pareja, conoces de su infidelidad y, una parte de ti quiere atacar a la otra persona, atacar a tu pareja (ataque verbal, emocional o físico,
a nivel inconsciente es igual, sigue siendo un ataque).
Es útil sacar cada emoción que tenemos
en el momento adecuado, pero la realidad es que, muy adentro, algo siempre nos invita a parar, a mirar con neutralidad, desde una perspectiva puramente lógica, y “sin emoción”.
¿Y por qué no lo hacemos?
En esa escena, probablemente escuchamos esta voz interior: la infidelidad causó una ruptura en la confianza, realmente no amerita invertir tiempo hablando o pensando en lo que pasó, sino en las posibles soluciones: la ruptura, o los acuerdos para continuar la relación.
Pero aunque una parte muy lógica de nosotros sabe que ese es el curso de acción que va a traer resultados… allá vamos y escribimos 20 posts, gritamos, explotamos gomas, contactamos a la otra
persona… y por ahí ya tendrás historias… tuyas o de conocidos… sin resultados reales.
¿Por qué pasa esto? ¿Por qué ignoramos tanto a esa voz interna? La mitad de las veces, porque pensamos que esas acciones sabias “no son para nosotros” o “son para otros”.
¡No es así! Todos somos sabios en potencia, pero está en nosotros utilizar la sabiduría que ya tenemos dentro. Es un potencial, lo tomas para activarlo, o lo dejas dormido.
Actuar desde ese lugar de “no emoción”, neutral, más lógico, nos ayuda a ver más, y a tomar decisiones que a largo plazo serán mejores para nosotros, y para cada
una de las personas envueltas en cada situación.
Y como siempre te digo, hablo desde el ejemplo,
nunca te exhortaría a hacer algo que ni yo hago.
Hace 9 años, viví una infidelidad. Cuando
finalmente me enteré (esa parte da hasta un poco de gracia, pero ese tema sobre mi inocencia para otro día), la persona “nueva” me contactó varias veces; solo le dije esto: conozco a fulano hace 3 años, no estoy en tu país, me parece algo que debes saber. Después de eso hubo una inundación de mensajes de ambas partes, un espectáculo mediático en las redes (mediante el cual parte de mi familia se enteró de todo), y muchas otras cosas más que ya te sospechas y que quizás has sufrido; a la par con
mensajes privados llenos de promesas vacías que decían lo contrario a lo plasmado en espectáculo mediático de las redes.
Decidí no hacer ninguna otra acción, aunque la parte menos sabia de mí lloraba diciendo: “es que tú llegaste primero”, “es que lo de ustedes es especial”, “es que…”, etc… ya tú sabes, el dramón interno jeje
Seguí a esa voz, a la versión más sabia de mí misma, que entendía que yo ya no era parte de esa relación, y que le tocaba a las otras dos partes decidir cómo iban a continuar (si es que lo hacían). Desconecté toda comunicación, con todos; y me tomé mi
tiempo para vivir mi duelo y gestionar mis propias emociones, sin proyectarlas en otros.
Como
dos años después de eso, estaba escuchando una canción que me lo recordó y, por primera vez en mucho tiempo, su recuerdo me hizo sonreír… pero como una nena chiquita a carcajadas. Abrí la comunicación que una vez bloqueé, y le escribí para contarle sobre la canción, y esa sonrisa sincera que me provocó su recuerdo.
Ya estaba lista, y la versión más sabia de mí misma lo sabía. Todo se sintió en calma.
Esa calma, esa emoción, es mi mapa al actuar; y si no es desde esa emoción, raramente actúo. No necesariamente esa emoción tiene que ser la tuya, puedes observarte y escoger con cuál emoción se manifiesta ese sabio en
ti.
Hoy somos amigos, hacemos un catch up de vez en cuando, y hasta he jugado por camarita con
la niña que nació de esa relación que un día me causó tanto dolor. ¡Hasta mi pareja actual hace catch up con él! jeje
¿Quiere decir que esta sea la única manera de trabajar esa situación específica? ¿Quiere decir que debas hacerlo igual que yo?
¡Claro que no!
Solo te cuento mi experiencia, y lo que me susurra esa voz sabia a mí, según mis propias vivencias, experiencias y capacidades. La tuya de seguro suena diferente, porque es tuya. Pero algo que sí te puedo asegurar, es que tu voz sabia interior siempre te hablará desde la neutralidad, desde la lógica. Está atent@ para que conectes con ella, porque te aseguro que mucho
en tu vida cambiará.
En hipnosis, una vez se alcanza el estado de relajación profunda,
es mucho más sencillo conectar con esa voz sabia interior. Algunos le llaman intuición, yo siempre le he llamado los guías, porque aun sintiendo la conexión dentro de mí, siento que, en cierta manera, es externa a mí, al estar conectada a todo lo que me rodea. Esa percepción es la que me ha entregado esa sensación de unicidad, a la que tanto atribuyo la mayor parte de las bendiciones que vivo a diario, y que deseo para ti.