Te escribo desde una esquinita de mi casita que habilité para trabajar, en medio de trabajos de renovación.
Yo vivo en una ciudad colonial, y este edificio es bien antiguo, de 1900. En septiembre de 2017 hubo un huracán fuerte,
que les dio fuerte a las puertas gigantes de la casita y, aunque los vientos no las sacaron, los marcos quedaron super maltrechos.
Tan maltrechos, que hubo que clausurar a la fuerza las tres puertas, en cada tormenta durante los últimos 5 años, y eso siguió dañando los marcos y las puertas, pues siempre se le puso parchos al asunto, mal arreglo sobre mal arreglo, que terminaron dejándolas irreparables… y yo nunca dije nada .
Cuando me mudé a este espacio, esas puertas gigantes de 10 pies de alto que inundaban la casita de luz fueron una de las razones principales
para escogerlo.
Después de 1 año de remedios, me dejaron clausuradas permanentemente dos de las
puertas por los últimos 4 años. La diferencia no era visible solo en la calidad de luz, si no en la temperatura, polvo, polillas… y hasta las palomas se apoderaron de una de ellas, tanto así que acercarse a esa puerta es oler excremento puro, por no poder accesar para darle mantenimiento a ese mini balcón (aunque nos encante asomarnos todos los dias a ver las palomitas bebés que nacen cada mes).
Detestaba todo el proceso, como lucía la casita, y el desdén hacia el arreglo… pero no decía nada.
Me paso repitiendo que todo exceso es malo, y me tomó 5 años reaccionar ante uno de mis excesos (que parecería un buen exceso, pero no, ninguno es bueno): paciencia y
consideración.
Pero Natalita, si hubiera más de esos excesos el mundo estaría
“salvado”.
No.
El mundo no estaría “salvado”, sino que no pasaría absolutamente nada, nada se movería; y vinimos a esta vida a movernos, y a cambiar (nuestro mismo cuerpo cambia todo el
tiempo y nos lo recuerda a diario).
¿Son buenas cualidades que debemos cultivar para el beneficio de
todos?
Definitivamente sí…
Pero no exceso.
Tan pronto vi esto en mí, y tomé la decisión de decir algo por fin, solo tomó una llamada de 1 minuto para cuadrar que llegarían el lunes próximo a esa llamada a hacer los trabajos.
5 años, resueltos en un minuto ...
No es casualidad, ni es magia; cuando decides cambiar, todo a tu alrededor cambia, porque lo comienzas a percibir diferente, porque eliminas los bloqueos y los sustituyes
por posibilidades.
Hace un año comencé a mover mi realidad para que la casita pareciera otra, y
estoy feliz de que en unos días, ya estará completo el último paso para hacer de nuestra casita un hogar cómodo para todos, y diseñado para los intereses de cada uno de nosotros.
No sé cuánto tiempo más nos quedaremos en esta casita (que aunque es preciosa, ya se nos está quedando pequeña), pero me alegra saber que ya, a través de mis acciones y tomas de conciencia, tengo los recursos que necesito para crear un hogar a mi antojo, en cualquier situación.
Con ese cambio, y estos arreglos que culminan exactamente a un año de haber comenzado, también se puso en movimiento un sueño mayor en términos de espacios para vivir, y ya pronto te contaré más sobre eso.
Y tú, ¿qué estás dispuest@ a mover hoy?