Hace unas semanas estaba “jugando a la hipnosis” con mi hijastra.
Una noche no se podía dormir, y le pedí que cerrara los ojos para irnos a jugar a un mundo fantástico, que terminó en el cuarto de sus sueños dentro de un castillo, jugando con sus regalos hasta caer rendida en
su cama perfecta. Abrió los ojitos al terminar “la sesión”, me dio un besito y me dijo que estaba lista para dormir.
Después de ese día, me pide a cada rato “jugar a irnos de paseo”, o jugar a la hipnosis, como ya le he enseñado que hacemos.
En una de esas aventuras, nos fuimos a jugar por un camino al lado de un río, y nos tropezamos con un puesto de meriendas que tenía todo lo que nos gustaba, y yo me pedí un café con lavanda, que me encanta, pero
no consigo en casi ningún sitio.
Allá en ese mundo imaginario lo disfrutamos y seguimos jugando. Al otro día, yo tenía un taller, y antes de entrar fui por un café.
¿Adivina de qué tenían ?
Los juegos, los sueños, y lo que sea en lo que creas se materializa mucho más rápido de lo que puedes imaginar.
Aquí te dejo una imagen de esa ricura, y un poco del audio de ese día; a veces nos grabo jugando para no olvidar esta etapa, el tiempo pasa muy rápido, y el momento para jugar al puesto perfecto de meriendas es
ahora.