Ayer estaba hablando con mi suegra, y quiero regalarte esta parte de la conversación, porque sé que lo que ella está sufriendo ahora mismo lo hemos pasado todos, y la única manera de salir de ahí es aumentando tu percepción.
Mi novio tiene varios hermanos, y los 3 tienen la misma relación con ella… Unos días amor, otros días peleas, otros días mirar hacia lo que tienen delante en lugar de hacia atrás, otros días perderse en el pasado
para justificar sus situaciones del presente…
Te suena, lo sé, es algo de todas las familias.
Hoy me llamó para “darme las quejas y ver qué yo podía hacer” sobre una situación que tiene con los 3 ahora mismo, que tiene que ver con cómo le dicen las cosas (que a su entender, es
faltándole el respeto).
Normalmente no hablo por teléfono y ella lo sabe y lo respeta mucho, así que cuando me escribió que por favor la llamara, me imaginé que estaba desesperada y decidí acompañarla en su proceso (en contra de mi
naturaleza, que hubiera sido decirle “cuentamelo todo” por texto.
Allá me dio su versión, de “todo lo que estaban haciendo mal sus tres hijos”, creo que con la esperanza de que le contestara con un “tienes toda la razón” o con un “no, ellos tienen la
razón.
Después de escucharla sin interrumpir ni una vez, le dije (y te lo comparto por si tienes una situación ahora mismo ):
“Tú no puedes controlar lo que ellos piensan, ni puedes obligarlos a hacer los cambios que entiendes que necesitan hacer para que tú puedas estar satisfecha. No sirve de nada darte mi opinión
al respecto, porque es solo eso, mi opinión. Tampoco sirve de nada llamar a todo el mundo y hacer una encuesta a ver quién está mal y quién necesita ayuda, porque aunque cada una de las personas de este mundo te dijeran que tienes la razón, ni todas las personas del mundo juntas pueden obligarlos a ellos a hacer los cambios que entiendes que necesitan hacer para que tú puedas estar satisfecha. Solo puedes, tú misma, entender que lo que te dicen es solo su opinión, y conocer bien tus cualidades,
tu valor, y lo que necesitas. Tienes que hacer lo que necesites hacer para sentirte mejor. Si su cercanía no te hace bien ahora mismo porque no te gusta como te hablan, no estés cerca, te tomas el tiempo que necesites, y cuando estés lista, les dejas saber, y listo.”
Quisiera decirte que con eso bastó… pero ahí anduvimos 2 horas al teléfono, ella encontrando justificaciones para imponer su opinión, y yo contestándole las mismas
palabras.
No podemos controlar a nadie, solo podemos controlar cómo nos relacionamos con lo que ocurre a nuestro alrededor.
Eso nos duele, y encontramos 20 detalles en cada situación para justificar nuestra posición como “la correcta” (yo lo he hecho mil veces, y sé que lo haré mil veces más, en este trayecto de aumentar mi
percepción). La realidad es que, desde su punto de vista, la posición de cada una de las personas envueltas en una situación es “la correcta”.
Antes de despedirme le dije:
“Yo tengo muchas ideas de cómo deben ser las cosas, pero no puedo andar por la vida imponiéndoles a los demás mi forma de ver las cosas. No sería justo para los demás, y sería totalmente
drenante para mí. Cada cual ha hecho lo mejor que ha podido con los recursos y el conocimiento que ha tenido. La próxima generación lo hara mejor que nosotros, porque les estamos dando los recursos que necesitan.”
A medida que todos integramos ese respeto por el otro, ese entender qué necesito resolver desde mi esquina antes de exigirle nada a nadie, grandes cambios se darán, y cada vez habrá menos discusiones. Mientras
tanto, al menos yo, sólo quiero y respeto a todos, con la distancia o la cercanía adecuada para mí, según lo que sucede a mi alrededor.
¿Te ha pasado algo similar? ¿Cómo lo has vivido? Cuéntamelo todo.