¿Me dio miedo? ¡Claro!
¿Me dejé llevar por eso? ¡Claro que no!
Mientras más miedo me daba, me enfoque en llevar toda mi atención a un pensamiento que te repito mucho y que te repito una vez más: “todo va a estar bien; confío en la guía, y mientras siga la guía, todo va a
estar bien”.
Eventualmente llegué al hotel y me trataron como una reina, descansé y me alcanzó el tiempo perfecto para una sesión de trabajo que tenía por la tarde.
Volviendo a las crisis de las que te hablaba ayer, algo que olvidamos constantemente es que nuestros cuerpos son fantásticos, que pueden atravesar cualquier proceso, si ponemos nuestra mente a trabajar junto con
él.
¿Te ha pasado que estás haciendo algún ejercicio y piensas que se te va a romper el cuerpo… pero lo logras?
Orita estaba haciendo yoga y me pasó, después me puse a subir y bajar escaleras y me pasó otra vez. Todas las veces puse a mi mente a trabajar con mi cuerpo y se logró. Cuando me pasa eso, solo pienso en nuestros
ancestros, y como sobrellevaron guerras, crisis. Todo pasa, y siempre hay quien sale a flote. Soy partidaria de que no tienen que ser solo algunos, pero también respeto la decisión y los procesos de cada cual.
Si todos nos elevamos unos a otros, elevamos esa manera de vernos a nosotros mismos y a otros, no se despierta ese lado animal salvaje que pensamos que traerá la crisis. Si nos fortalecemos a nosotros mismos, en
una crisis, podríamos hasta sorprendernos. No tiene por qué materializarse una película post apocalíptica como Mad
Max, si todos trabajamos juntos, utilizando nuestro poder individual de cambiar cómo vemos cada situación, de controlar nuestro estado ante cada situación.
Al final del día, todos somos uno. Somos los humanos de esta tierra, y si te paras desde la luna lo puedes ver con facilidad. Mientras más lejos te pares a mirar, más te das cuenta de que estamos juntos en
todo.
¿Por qué no comportarnos como tal sin esperar a que llegue “la crisis”?