El domingo pasado tuve un día de padres no tradicional. Hace muchos años no celebro nada, y por tantos años trabajé en restaurantes que ni me extrañaban en días importantes.
A mi me da igual, para mi es un día como cualquier otro, y yo prefiero usar los fines de semana para escribir. ¿Pero sabes qué? A ellos no les da igual. Al contrario de antes, ya no estoy trabajando fuera, así que no había razón para no disfrutar de un día en familia.
No te voy a mentir, puedo ser bastante egoísta, y no sé si esa es la palabra correcta, pero los más cercanos a mi así deben experimentarlo. Yo estoy tan metida en mi pequeña burbuja, que se me pasan los días y no me entero de celebraciones. Pero, te cuento que me propuse romper mi burbuja si se trata de traer bienestar a los que quiero. Y si para ellos es importante, ahora estoy ahí sin pensarlo 2 veces, y sin poner excusas.
Eso es el amor, el amor no es otra cosa que darse. Dar de uno, dar tiempo, dar lo que sea que el otro necesite, lo entiendas o no, o sea o no importante para ti.
Terminé pasando un día brutal, fuimos a guavate, y paramos en un parque / bosque que vimos de carambola al lado de la carretera. Después de eso vinimos todo el camino hasta casa de mi papá bailando y cantando reggaeton de los 90s (sí, sé que la matemática no cuadra, y yo tenía 12 - 13 años, pero qué te puedo decir, me creía grande y bailaba jeje).
Llegamos allá, cogimos senda jartera, vimos películas, corrimos en el parque, y de repente llegué a la casita y eran las 10 PM y justo ahí recordé la meditación.
Pensé hacerla en ese mismo momento, pero Augusto me dijo que era importante compartirte esto. A veces, la conexión mayor se da al desconectar.
Normalmente, cuando estoy en casa de alguien, aunque trate de estar presente, mi mente se va al deseo de regresar a mi burbuja. Además, ese día hice conciencia de un programa que traía en mi inconsciente desde la adolescencia: Día de padres = drama y peleas. Mis papás se divorciaron cuando tenía 16 años, y después de eso las reuniones familiares simplemente han sido extrañas, incompletas, y con mucho sin decir. Poco después del divorcio, conseguí la
excusa perfecta para no ir, primero por la universidad, después por el trabajo.
Ese día de padres fue la primera reunión familiar en la que me desconecté de mi, para estar presente, 100%. Tanto así, que hasta la meditación olvidé. Primero me molesté conmigo misma, y dije, mano, fallando. Y después dije, hmm, ¿hace cuánto no perdías la noción del tiempo? Que hermoso.
Espero que tú también lo encuentres hermoso, y que no te castigues cuando conectes con la divinidad mediante la buena compañía, entendiendo que por más planes que hagamos, la vida te va a llevar por el camino "más mejol" pa' ti.
Me despido por hoy, esperando que todo lo que comparto contigo te siga ayudando a crecer en consciencia, y ya sabes, si conoces a alguien que esto que comparto le puede ayudar. ¡Mándalo pa'cá!
¡Nos vemos a las 7 PM!